Rusia
es uno de los países con mayores índices de consumo de alcohol per capita del
mundo. La bebida espirituosa más ampliamente consumida es el vodka, aunque la
popularidad de otras espirituosas como el whisky, ron o el brandy es elevada.
En lo
que se refiere al vino, su consumo se sitúa en torno a los 5-7 litros per
capita al año y se mantiene más o menos estable con tendencia al alza desde
hace varios años. El volumen del mercado del vino en valor, según estimaciones
no oficiales es de 8.000 millones de dólares.
La
producción rusa de vino no es capaz de satisfacer la demanda existente debido a
la insuficiencia de oferta así como a la poca calidad de los vinos rusos, por
lo que la mayor parte del vino consumido en Rusia es importado (aproximadamente
un 55-60% de la oferta total.
Los
hitos principales en el periodo 2010-2011 en el sector del vino han sido:
-
Descenso de las importaciones de vinos a granel procedentes de España debido a
la fortaleza del euro y a la desaparición de las restituciones. España ha sido
sustituida por países como Argentina, Bulgaria o Ucrania.
-
Descenso de las importaciones de vinos de calidad durante 2011 por los cambios
en la legislación y en el sistema de licencias.
-
Amortiguamiento de la reducción del consumo provocado por la crisis en 2009.
-
Consolidación de España como el tercer suministrador de vinos embotellados al mercado
ruso, por detrás de Francia (2º) e Italia (1º).
Para
2012 las previsiones de demanda de vinos de calidad son optimistas, debido a la
relativamente buena situación económica alejada de las turbulencias
occidentales, a la debilidad relativa del euro y a la estabilización del
panorama legislativo: prácticamente todos los importadores han renovado sus
licencias para cinco años en 2011. En enero de 2012 entra en vigor el nuevo
reglamento técnico sobre el vino, en teoría adaptado a la normativa europea.
En
2010, España exportó a la Federación Rusa vino por valor de 76 millones de
euros, de los cuales el 46% corresponde a vinos de mesa y VDT, y a vinos con DO
y cavas el resto.
En los
nueve primeros meses de 2011 las importaciones de vino en Rusia han registrado
un aumento del 3% respecto al mismo período de 2010, aunque en este contexto,
por ejemplo, las exportaciones españolas han aumentado el 33%, frente al 8% de
los vinos franceses o el 14% de los vinos italianos.
El
precio medio (por litro) del vino español con D.O. es de 1,4 euros, frente al
2,19 de Italia o 2,22 de Francia.
Los
principales competidores del vino español de calidad son Francia, Italia y
Nuevo Mundo, principalmente Chile y Argentina.
En lo
que respecta a los vinos franceses, la tradición – marcas concretas de vino
francés (el champagne Cristall, por ejemplo) aparecen ya en las novelas de
Tolstoi o Dostoyevski– y la imagen de “glamour”, lujo y refinamiento con la que
los rusos asocian a Francia, les hace ocupar el segmento “premium”. Los precios
de los vinos franceses son por lo general más elevados que los de los italianos
o españoles y su posicionamiento como producto de calidad mucho más sólido.
El caso
de Italia también es interesante porque el fantástico apoyo que le presta su
gastronomía (un 30% de los restaurantes de Moscú son italianos) les permite
posicionar muy bien sus vinos en las cartas de restaurantes e, indirectamente,
en la distribución minorista.
La
distribución del vino en Rusia se caracteriza por una cadena relativamente corta
en la que las funciones de importación y distribución se solapan. En algunos
casos, los importadores cuentan hasta con sus propias tiendas, es decir
controlan toda la cadena desde la importación hasta la venta al detalle. La
enorme dimensión del país ha determinado la aparición de dos tipos de redes de
distribución: una, a nivel nacional formada por grandes importadores y distribuidores
de Moscú y San Petersburgo que comercializan el producto en las principales ciudades
del país y otra, a nivel regional, formada por distribuidores más pequeños pero
bien asentados en regiones y que capilarizan las redes de los grandes
importadores en las regiones rusas.
Al
igual que sucede con la mayoría de bienes importados, la introducción de vinos
de origen extranjero en Rusia está sujeta a una serie de trámites aduaneros y a
la presentación de varios certificados que constituyen auténticas barreras
técnico-comerciales. Estas barreras no tienen por qué afectar al exportador
español siempre que éste sea escrupuloso y cuidadoso en la documentación de los
envíos porque cualquier error o inexactitud puede suponer un problema para el
desaduanaje de la mercancía. Estas barreras y pagos arancelarios y de
certificación influyen mucho en el precio del producto.
El vino
español no tiene un mal posicionamiento en Rusia: es conocido entre los
importadores y asociado a un producto de buena relación precio-calidad. No
obstante, el consumo de vino español con D.O. es aún reducido debido a que en
muchos casos la calidad estimada, aunque sea alta, no se corresponde con los
elevados precios de venta en tiendas y restaurantes.
Por
ello, es posible conjeturar que el aumento futuro de la demanda de vinos de nuestro
país en la Federación Rusa dependerá de que el precio se adecue a la calidad
estimada, lo cual debe conseguirse invirtiendo en su imagen de calidad y
potenciando la marca del vino español. Como factor positivo es preciso destacar
que el interés del mercado hacia los vinos de calidad está aumentando (hay casi
unanimidad entre los importadores a este respecto). El segmento de vinos de
mesa en Rusia seguirá presentando interesantes oportunidades para las empresas
de nuestro país porque los vinos españoles, gracias a su calidad notable y a
unos precios muy ajustados, son los únicos de Europa occidental que hoy en día pueden
competir con los vinos búlgaros, rumanos o moldavos.
Guía completa realizada por: por la Oficina Económica y Comercial de España en Moscu
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Tengo entedido que usia le ha comprado Vinos a granel a varias bodegas de España
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